Antiguamente considerada como un sĂmbolo de agresividad, en la actualidad, la testosterona se asocia más con el comportamiento social. ¿QuĂ© hay del mito del hombre controlado por la testosterona? Investigadores de renombre explican el sutil efecto de esta hormona en los seres humanos.
Antes se atribuĂa a los hombres con altos niveles de testosterona una mayor inclinaciĂłn a competir por el primer lugar. Sin embargo, la percepciĂłn de esta hormona sexual está cambiando. A diferencia del reino animal, la afirmaciĂłn general de que "la testosterona vuelve agresivo" no puede confirmarse en los seres humanos. Estudios cientĂficos recientes sugieren que esta hormona, en realidad, estimula el comportamiento social y, a menudo, altruista.
Uno de los principales expertos en este campo es el investigador francés Jean-Claude Dreher, de Lyon. A través de sus experimentos de laboratorio, nos muestra que la testosterona no induce agresividad, sino que permite que los hombres actúen de manera estratégica. Aquellos con mayores niveles de testosterona tienden a tratar a los demás con mayor amabilidad para fortalecer su propio estatus social.
El psicólogo conductual británico Simon Baron Cohen ha demostrado que la testosterona determina, desde el útero, nuestro grado de masculinidad o feminidad. Mientras tanto, su colega Oliver Schultheiss, de Erlangen, ha descubierto que, bajo la influencia de la testosterona, nuestra capacidad de aprendizaje mejora.
Este cambio en la percepciĂłn de la testosterona nos muestra que es una hormona compleja y multifacĂ©tica que influye en diversos aspectos de nuestra conducta y desarrollo. A travĂ©s de la investigaciĂłn cientĂfica, podemos desmitificar creencias errĂłneas y comprender mejor el papel fundamental que la testosterona desempeña en la configuraciĂłn de nuestro comportamiento social y cognitivo.
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